9 de septiembre de 2016

Un aval para Carrió, una alarma para Bullrich

El operativo en Ezeiza detonó las internas en el Gobierno. La líder de la Coalición Cívica, ganadora con su apoyo al ex jefe de la Aduana. La ministra de Seguridad, que lo había denunciado, en capilla.

No era leyenda: así como aún se busca un supuesto “barco fantasma” de gas licuado cuya importación se habría pagado durante el kirchnerismo aunque nunca llegó al puerto, otro mito decía que en algún lugar de Buenos Aires o sus adyacencias había contenedores con efedrina abandonados o escondidos desde hace años. Las barretas con que la policía Metropolitana abrió ayer los barriles –cuñetes, según la jerga técnica– acabaron con el misterio. Había droga nomás.

La noticia detonó por el aire el tenso equilibrio con que el affaire Gómez Centurión venía siendo sobrellevado en el Gobierno. ¿Qué pensará el Presidente ahora, tras haber separado de su cargo al funcionario que venía denunciando y cortando muchos negocios ilegales en la Aduana, y gracias a quien ayer se abrieron los famosos barriles, por una denuncia apoyada en escuchas anónimas y seguimientos ilegales?

Aquella hojarasca, combustible para un fuego con más humo que llamas, fue reunida en parte por la Agencia Federal de Inteligencia, a instancias de la subdirectora Silvia Majdalani y su eficiente equipo de colaboradores. Y luego fue empujada por la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien la sirvió en bandeja y bien adobada ante Macri. La de ayer fue una noticia al menos traumática para ambas. Con más reflejos que la gerenta de los espías, Bullrich se movió rápido: ayer mismo intentó subirse a una balsa diciendo que los datos para el operativo en Ezeiza los había investigado la Policía de Seguridad Aeroportuaria. Desde la Metropolitana y el juzgado la desmintieron. ¿Y ahora?

En el lado de los ganadores, además del ex jefe aduanero, brilla Elisa Carrió. Fue la primera en apoyarlo con todo.


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